maréeécrit

Es de esta doble afirmación de la que parto, como una hipótesis poética a investigar. Lejos de mí intentar comprender lo que escribe la marea. Este no es un proyecto de interpretación. Pero me gusta cómo modifica el paisaje creando surcos profundos, inscripciones y estilos. También me gusta cómo mueve pesos pesados -piedras, ostras, ramas, plantas- y los recoloca en una línea, creando una especie de bricolaje. Me pregunto qué tenemos en común la marea y yo. ¿Qué movimientos sutiles percibo en la alteración de mi cuerpo? ¿Y en lo que llego a escribir? Me encanta cómo se parece la respiración. Como la subida y la bajada del diafragma, es un movimiento que atrae el exterior y viceversa. Me encanta cómo deja huellas en el musgo, en la arena. Formas abstractas, impresionistas, que pronto se desvanecen con el paso de los días. Todo vuelve a empezar. Y todo es nuevo. La marea no teme volver a empezar.